La audición es el proceso que le da al ser humano la posibilidad de aprender, desarrollar e interiorizar el lenguaje oral de manera natural.
Desde antes de nacer estamos percibiendo auditivamente el mundo que nos rodea y al nacer continúa el desarrollo de un conjunto de procesos que nos permiten comunicarnos a través del lenguaje oral.
Estos procesos se pueden resumir en tres: un proceso anatómico en el cual van evolucionando las estructuras orgánicas, un proceso cognitivo y un proceso social, dentro del proceso social, el entorno familiar es el que nos posibilita en mayor o menor medida aprender a comunicarnos eficazmente.
Pérdida auditiva
Existen diferentes grados de pérdida auditiva que van desde no escuchar algunos sonidos a no poder escuchar nada en absoluto.
Según la OMS la pérdida de audición en el niño/a puede tener muchas causas, en particular causas congénitas, es decir las que están presentes en el nacimiento o poco después, y causas adquiridas, las que se manifiestan durante la niñez.
Entre las causas de la pérdida de audición en el niño/a figuran: factores genéticos, afecciones perinatales, infecciones, enfermedades del oído, ruido intenso y uso de medicamentos.
La recomendación es la actuación inmediata ante la sospecha de una pérdida auditiva en el/la menor, es necesario la realización de pruebas de audición a los recién nacidos y lactantes e iniciar las intervenciones apropiadas para detectar a los niños/as con pérdida auditiva congénita o de aparición temprana.
La afectación del lenguaje cuando existe una pérdida auditiva
En el caso del habla, la información que proviene de una fuente externa -persona que esté hablando- llega a la cóclea y de ahí es conducida a la corteza auditiva primaria de ambos hemisferios, y mientras que el hemisferio izquierdo es el que suele procesar los fonemas, el derecho se encarga de la información melódica y de aquella relacionada con la entonación. Las señales se envían al área de Wernicke donde se lleva a cabo la comprensión del lenguaje. La fluidez del habla en cambio parece depender del espesor de la corteza cerebral (Porter, 2011).
Si un niño/a tiene problemas auditivos el desarrollo de su lenguaje se verá afectado, refiriéndose a la habilidad de comprender y utilizar los sonidos, además el desarrollo de sus destrezas sociales también se verá seriamente perjudicado.
De ahí se deriva entonces la importancia del oído en el lenguaje total de un individuo. En este sentido, la audición juega un papel de mayor responsabilidad en el lenguaje y el aprendizaje que la visión. La práctica auditiva debe iniciarse desde que el niño/a descubre “ruidos naturales”.
Generalmente, los niños aprenden a hablar a partir de la imitación de los sonidos que los rodean, especialmente de las voces de sus padres. Así que, si consideramos el lenguaje oral como el elemento activo y la audición como el elemento pasivo, para obtener una comunicación óptima es fundamental una correcta audición.
“El habla se determina como lo que se articula y el lenguaje como lo que se comprende y se expresa. En una pérdida auditiva, estos dos aspectos pueden estar ausentes o débiles porque dependen del tipo y grado de la pérdida de audición. Por lo tanto, un niño/a al que se le descubre pérdida auditiva siempre sus procesos del habla y del lenguaje estarán alterados. El niño/a presentará un habla incorrecta porque los sonidos de los fonemas no son percibidos de manera adecuada y esto hace que se genere una articulación muy fragmentada, sin fluidez ni ritmo, llevando, en ocasiones, a que se demore en procesar la información, es decir, el lenguaje y por lo tanto a expresarse adecuadamente.” Expresa Andrea Liliana Gallego Ospina, Fonoaudióloga, especialista en Audiología en SONARE (centro de estudios audiológicos).
Qué hacer para desarrollar el lenguaje en un niño/a con pérdida auditiva
La estimulación del lenguaje es la principal estrategia para su desarrollo en los niño/as que presentan algún tipo de pérdida auditiva. Se siguiere hablarles con mucha frecuencia, cantar juntos, leerles cuentos o historias, implicarles en la historia, pedirles que reconozcan y señale las ilustraciones relacionadas con lo que se está leyendo. Es muy recomendable recitarles o cantarles canciones infantiles con rimas fáciles y pegajosas.
Cualquier ocasión es la indicada para estimular el lenguaje y el habla de un menor, no importa si nos encontramos en casa, en el supermercado, en el centro comercial, en el parque infantil…asegurándonos de pronunciar las palabras con claridad y que el niño/a esté entendiendo adecuadamente.
Es importante que dentro del proceso de estimulación no falten las visitas al especialista, seguir el tratamiento adecuado y recomendado por el profesional en salud auditiva.
“De la estimulación depende el éxito de la comunicación oral y escrita del niño/a, para esto es básico siempre el contacto físico y visual; este tipo de usuarios miran, constantemente el movimiento de los labios. Vocalizar bien y acompañar esa comunicación oral con gestos o una buena expresión corporal será y es un pilar básico en la comunicación”, menciona Andrea Liliana Gallego Ospina, Audióloga de SONARE
“Hay que adoptar medidas para reducir la pérdida de audición y mejorar los resultados en favor de los niños que la presentan. Los gobiernos, los organismos de salud pública, las organizaciones sociales, las instituciones docentes y los grupos de la sociedad civil, todos han de colaborar en este empeño”. Organización Mundial de la Salud.